La diabetes felina, conocida como diabetes mellitus, es una condición que ocurre cuando el cuerpo de un gato no puede producir suficiente insulina para equilibrar los niveles de azúcar o glucosa en la sangre. Los veterinarios dicen que la diabetes en los gatos es similar a la diabetes tipo 2 en las personas. Cuando no se trata, puede provocar problemas de salud a largo plazo e incluso la muerte. La diabetes felina se diagnostica según los síntomas y el resultado de análisis de sangre y orina. Los gatos diabéticos tendrán niveles elevados de glucosa en la orina y la sangre. Según los expertos del Banfield Pet Hospital, la diabetes felina se ha vuelto cada vez más común, con aproximadamente 1 de cada 100 gatos diagnosticados con la enfermedad en algún momento de su vida. La enfermedad se observa con mayor frecuencia en gatos obesos, con una dieta alta en carbohidratos o mayores de 8 años, y en gatos machos que están castrados.
¿Cómo se trata la diabetes felina?
Si bien no existe una cura para la diabetes, los gatos afectados pueden tener una buena calidad de vida con el manejo adecuado. La clave para controlar la diabetes es mantener los niveles de azúcar en la sangre cerca de lo normal y evitar que los números suban o bajen demasiado, ya que cualquiera de los dos puede poner en peligro la vida, dicen los expertos de la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense (AVMA). La pérdida de peso, un cambio en la dieta y la terapia con insulina pueden recetarse como parte de un plan de tratamiento. En un artículo publicado por PetMD, la veterinaria Jennifer Coates también recomienda aumentar el ejercicio para los gatos diabéticos. Esto puede ser tan simple como colocar el plato de comida de un gato en lugares apartados, obligándolo a moverse más para alcanzarlo, o jugar juegos activos con él, como perseguir ratones de juguete o rayos láser. Según PetMD, con un tratamiento temprano y agresivo de la diabetes, muchos gatos entrarán en un estado de remisión diabética, lo que significa que pueden mantener niveles normales de azúcar en la sangre sin inyecciones de insulina. Si un gato no ha entrado en remisión diabética dentro de los primeros 6 meses posteriores al diagnóstico, es probable que necesite inyecciones de insulina de por vida.
¿Cómo es un gato diabético?
Cuanto antes sea el diagnóstico, mayores serán las posibilidades de que su gato diabético tenga una vida más larga y saludable. Los cuatro signos de que su gato puede tener diabetes incluyen:
Micción frecuente: esto sucede porque los riñones intentan eliminar el exceso de glucosa en la sangre del cuerpo al producir más orina. Aumento de la sed: cuanto más orine su gato debido a la diabetes, más sediento tendrá. Aumento del apetito: los gatos diabéticos pueden comer más porque sus cuerpos no pueden descomponer y usar la glucosa como energía. Pérdida de peso inesperada: la falta de insulina hace que un gato diabético sienta hambre, pero a pesar de comer más, el gato perderá peso.
¿La diabetes en los gatos causa agresión?
Los gatos que no se sienten bien pueden actuar agitados o agresivos con las personas y otros animales. Los expertos del Paws Whiskers and Claws Feline Hospital en Georgia dicen que los gatos diabéticos pueden estar “indispuestos debido a la incomodidad física”. Puede que se escondan y sean menos sociables, pero no por despecho; es porque no se sienten bien. Además, lo que podría parecernos un comportamiento anormal constituye un instinto de supervivencia para los gatos, según los expertos del hospital de gatos de Georgia. En la naturaleza, los gatos enfermos o débiles son víctimas potenciales y cambian su comportamiento para protegerse de posibles depredadores. Si su gato pasa de estar sentado en su regazo a no querer que lo carguen o tiene cambios de humor frecuentes, la diabetes podría ser la razón y vale la pena visitar al veterinario para ver qué está pasando.
¿Cuáles son las etapas finales de la diabetes en gatos?
Según los expertos de Preventive Vet, los signos y síntomas posteriores de diabetes en gatos incluyen:
Caminar plano sobre la parte posterior de las patas traseras: esto se conoce como la “postura plantígrada” y ocurre debido al daño en los nervios de las patas traseras. Dificultad para saltar a lugares altos: el nivel de actividad de un gato cambia; es posible que ya no pueda saltar sobre los muebles y que se agache y parezca incómodo. Vómitos, letargo y falta de apetito: cuando un gato llega a esta etapa, su salud está en mayor riesgo.
Eventualmente, los gatos diabéticos que no reciben tratamiento desarrollarán cetoacidosis diabética (CAD). Esto sucede cuando el cuerpo de un gato ha tenido que depender durante demasiado tiempo de la quema de grasas para obtener energía, en lugar de la glucosa que requieren las células. Los gatos en esta etapa no comen ni beben y se deshidratan y se vuelven letárgicos, dicen los expertos de PetMD. Eventualmente, entrarán en coma y morirán si no se tratan con terapia médica intensiva.
En conclusión
Si a su gato le diagnostican diabetes, no entre en pánico ni se desespere. En cambio, siéntese con su veterinario y aprenda todo lo que pueda sobre el manejo de la salud de su gato. Haga preguntas y asegúrese de entender exactamente lo que implica, incluso cómo aplicar inyecciones de insulina. Si bien inicialmente darle a su gato una inyección de insulina puede parecer abrumador, con el tiempo el proceso se convertirá en una rutina tanto para los dueños como para los gatos, dicen los expertos de AVMA. Sí, cuidar a un gato diabético es un trabajo duro, pero una vez que se controla su nivel de glucosa en sangre, puede disfrutar de una vida feliz.
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